Bienvenidos pequeños lectores, hoy traemos un pequeño cuento llamado La Aventura en el Zoológico. Acompañemos a Sofía y a Lucas en su primera visita al Zoológico.

Capítulo 1: La Aventura en el Zoológico

Era un día soleado y brillante cuando los padres de Sofía y Lucas decidieron visitar el zoológico en familia. Sofía, una niña curiosa de siete años y Lucas de cinco años, estaban muy emocionados porque era la primera vez que iban a ver tantos animales.

Al llegar al zoológico, se encontraron con un gran letrero que decía: “¡Bienvenidos al Zoológico de la Diversión!” Sofía tomó la mano de Lucas y juntos entraron. Lo primero que vieron fue una enorme jaula con leones. Los leones estaban descansando bajo la sombra de un árbol. Sofía dijo: “¡Mira, Lucas! ¡Son tan hermosos e imponentes, me encanta la gran melena que tienen provoca peinarlas! Lucas, un poco asustado, se escondió detrás de su hermana y dijo, me asustan un poco, parecen gatos gigantes.

Luego, caminaron hacia la sección de los monos. Los monos eran muy juguetones y hacían trucos divertidos. Uno de ellos se columpiaba de una rama a otra mientras hacía caras graciosas. Lucas empezó a reírse y se olvidó del miedo. “¡Quiero ser un mono! Me gustan como pueden pasar de un árbol a otro tan fácilmente”, exclamó.

Después de ver a los monos, Sofía y Lucas se acercaron a la zona de los elefantes. Un gran elefante llamado Tambo estaba tomando un baño en una charca. “¡Mira cómo salpica el agua!”, dijo Sofía riendo. Tambo levantó su trompa y salpicó agua hacia ellos. Ambos niños rieron y se mojaran un poco.

Finalmente, decidieron visitar la tienda de recuerdos del zoológico. Sofía eligió un llavero en forma de león y Lucas un peluche de mono. Estaban felices con sus compras y listos para seguir explorando.

Capítulo 2: Un Encuentro Especial

Mientras caminaban hacia la siguiente atracción, Sofía y Lucas escucharon un ruido extraño que venía de detrás de unos arbustos. Curiosos, se acercaron y descubrieron a una pequeña cebra atrapada en una red. La cebra parecía asustada y no podía salir.

“¡Pobrecita cebra!”, dijo Sofía con preocupación. “Debemos ayudarla.” Lucas asintió con valentía. Juntos, buscaron algo para cortar la red. Sofía encontró unas tijeras en la mochila de su madre, que siempre llevaba por si acaso.

Con mucho cuidado, comenzaron a cortar la red. La cebra miraba a los niños con ojos agradecidos. Finalmente, después de unos minutos, lograron liberar a la cebra. “¡Eres libre!”, gritó Lucas emocionado.

La cebra salió corriendo hacia el campo abierto y se detuvo para mirar a los niños. De repente, hizo un gesto como si estuviera saludando. Sofía y Lucas sonrieron felices; habían hecho algo bueno.

Al final del día, mientras regresaban a casa, Sofía y Lucas hablaron sobre su aventura en el zoológico. Ambos sabían que nunca olvidarían el día tan emocionante que vivieron en su primera visita al Zoológico.

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