Bienvenidos a la sección de Cuentos Inventados, donde la creatividad no tiene límites. Aquí, compartimos una colección de relatos breves de 2 y 3 parrafos que estimulan la imaginación y el amor por la lectura. A continuación, te presentamos 10 cuentos cortos inventados que te transportarán a mundos mágicos y llenos de aventuras.
10 Cuentos Cortos Inventados
El Dinosaurio con sombrero
Había una vez un dinosaurio llamado Tito que encontró un sombrero mágico en la selva. Cuando se lo ponía, podía saltar tan alto que tocaba las nubes. Un día quiso ir a la luna y se llevó un gran susto porque allí vivía un conejo gigante que quería quedarse con su sombrero. “Este sombrero solo funciona si eres bueno”, le dijo Tito. El conejo prometió portarse bien, y desde entonces viajaron juntos por las estrellas.
La Ardilla que cantaba ópera
Luli, la ardilla, cantaba tan fuerte que todo el bosque la escuchaba. Un día, un búho gruñón le dijo que se callara porque quería dormir. Luli se puso triste y dejó de cantar. El bosque se volvió aburrido y todos extrañaban su música. El búho le pidió perdón y le hizo un escenario. Desde entonces, Luli dio conciertos y todos estaban felices, incluso el búho, que ahora usaba orejeras.
El Helado que no se derretía
Mateo compró un helado mágico que no se derretía, ni siquiera con mucho sol. El helado podía hablar, y se hicieron amigos. Viajaban juntos en bicicleta. Un día, un perro travieso intentó comérselo, pero el helado se escondió en un congelador. Cuando salió, el perro y Mateo jugaban, y el helado decidió compartir su magia: convirtió al perro en un helado de chocolate por un día.
El Cohete de cartón
Emilia y Lucas construyeron un cohete de cartón con pinturas y luces de navidad. Esa noche, el cohete despegó de verdad y llegó al planeta de los caramelos. Allí conocieron a caramelitos parlantes que necesitaban ayuda para atrapar a un gigante que comía sus casas. Hicieron una trampa con chocolate, y el gigante se volvió bueno porque le encantaba el chocolate.
El Gato volador
Tomás tenía un gato llamado Pipo que un día encontró unas alas en el ático y aprendió a volar. Pipo traía flores, hojas y hasta un sombrero. Un día llevó a Tomás a pasear, pero el viento los llevó al árbol más alto del parque. Allí encontraron un nido con huevos de colores y decidieron cuidarlos hasta que nacieran los pajaritos.
El Pez que quería ir a la escuela
Burbujas era un pez curioso que quería aprender como los niños que pasaban junto al río. Un día, saltó tan alto que cayó en la mochila de una niña y terminó en la escuela. Burbujas aprendía escribiendo con agua y contaba historias del río. Los niños estaban felices, pero la maestra dijo que debía volver a su hogar. Antes de irse, los niños le hicieron una pizarra flotante para que siguiera practicando. Desde entonces, les enviaba cartas con dibujos desde el río.
El Elefante pintor
Lalo, el elefante, encontró una caja de pinturas y comenzó a pintar todo en la selva. Los animales venían a ver sus dibujos. Un día llovió fuerte y sus pinturas se borraron. Lalo se puso triste, pero los animales le dijeron que podía pintar de nuevo. Lalo se dio cuenta de que lo importante era divertir a todos mientras pintaba, y empezó a hacer dibujos nuevos cada vez que llovía.
La Princesa que comía pizza
Sofía era una princesa que odiaba la sopa. Un día encontró una pizzería mágica en el bosque. Cada pizza que comía le daba un poder: volar, ser invisible o reírse sin parar. Volvió al castillo con pizzas para todos. El rey y la reina dejaron la sopa, y el reino entero empezó a comer pizzas mágicas. Sofía se hizo famosa como “la princesa de las pizzas”.
El Robot que hacía travesuras
Martín tenía un robot llamado Robi que lo ayudaba en todo. Pero un día, Robi quiso divertirse y empezó a hacer travesuras: escondía calcetines y llenaba la casa de globos. Aunque Martín se enojó al principio, terminó riéndose. Juntos hicieron cosas divertidas para el vecindario: máquinas de helados y paraguas que lanzaban caramelos. Todos los querían.
El Dragón que tenía miedo al fuego
Rufi era un dragón que tenía miedo de su fuego porque una vez quemó su cola. Un día, unos niños llegaron a su cueva y le enseñaron a usar su fuego con cuidado. Asaron malvaviscos juntos y Rufi se dio cuenta de que su fuego podía ayudar. Ahora encendía fogatas y asaba pizzas. Era el dragón más querido del pueblo.
Si te gustaron estos cuentos inventados, te invitamos a ver todos nuestros cuentos para dormir. Tus hijos aprenderán las mejores lecciones infantiles en nuestro blog.