Bienvenidos a disfrutar de la lectura del cuento de Peppa Pig con audio. Acompaña a Peppa y sus amigos en una emocionante aventura.
Capítulo 1: La Noche Antes del Paseo
Era una noche en casa de la cerdita Peppa Pig. La luna brillaba en el cielo y las estrellas titilaban como pequeñas luciérnagas. Peppa y su hermano George estaban muy emocionados porque al día siguiente irían de paseo a la playa en autobús.
—¡Mañana haremos castillos de arena! —gritó Peppa, saltando en la cama.
—¡Y nadaremos en el mar! —añadió George, moviendo su peluche favorito.
Papá cerdito entró en la habitación con una sonrisa.
—Es hora de dormir, pequeños. Mañana será un gran día.
—¡Buenas noches, papá! —dijeron Peppa y George.
Mientras intentaban dormir, Peppa miró por la ventana.
—¿Ves, George? El pronóstico del tiempo dice que mañana hará calor.
Pero, durante la noche, ocurrió algo sorprendente. Al despertar, Peppa y George se asomaron por la ventana y vieron que había caído mucha nieve.
—¡Oh, no! —exclamó Peppa—. ¿Iremos a la playa con toda esta nieve?
Capítulo 2: El Gran Despertar
Papá cerdito, con su voz tranquila, les dijo:
—Vamos a ver cuánta nieve hay. Quizás podamos ir a la playa después de todo.
Peppa y George se pusieron sus abrigos y salieron. La nieve cubría todo como un enorme manto blanco.
—¡Mira cuánta nieve! —gritó George, mientras hacía una bola de nieve.
En ese momento, llegó el autobús de la señora Coneja. Ella se acercó sonriendo.
—¡Hola, Peppa y George! Estoy aquí para llevarlos a la playa, pero necesitamos despejar el camino.
—¿Cómo lo harás? —preguntó Peppa.
—Con mi gran quitanieve, ¡mira! —dijo la señora Coneja.
El quitanieve comenzó a trabajar, empujando la nieve a un lado y dejando el camino limpio. Todos los amigos de Peppa, como Suzy Oveja y Pedro Pony, ya estaban listos para el paseo.
—¡Siguiente parada, la playa! —gritó la señora Coneja mientras arrancaba el motor.
Capítulo 3: La Playa y la Diversión
Finalmente, llegaron a la playa. Pero, para sorpresa de todos, estaba cubierta de nieve.
—¡Esto se ve muy frío! —dijo Peppa, mirando a su alrededor.
—No podemos nadar en el mar congelado —suspiró George.
—¡Pero podemos hacer un castillo de arena! —propuso Peppa.
Los amigos comenzaron a construir un castillo de arena, usando cubos y palas. Mientras jugaban, mamá cerdita apareció con una canasta llena de deliciosas galletas y jugo.
—¡Es hora de un picnic! —dijo mamá cerdita.
—¡Yummy! —gritaron todos, mientras se sentaban a disfrutar de la merienda.
—Aunque no podemos nadar, ¡podemos divertirnos haciendo un muñeco de nieve! —sugirió Suzy.
Así que, juntos, hicieron un muñeco de nieve gigante y le pusieron una bufanda y un sombrero.
—¡Es el muñeco de nieve más bonito del mundo! —dijo Pedro Pony, orgulloso de su creación.
Peppa y sus amigos pasaron el día riendo, jugando y disfrutando del aire fresco. Al final, aunque no pudieron nadar, se dieron cuenta de que lo más importante era estar juntos y divertirse.
—¡Gracias, señora Coneja! —gritó Peppa mientras se subían al autobús de regreso a casa.
—¡Adiós, playa! —dijo George, mientras movía su manita.
Y así, regresaron a casa felices, con mil historias que contar sobre su día en la playa nevada.
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