Bienvenidos a disfrutar de La Mariquita y los Colores del Coraje, un cuento con audio que te enseñará sobre valentía, autoaceptación y confianza.

La Mariquita y los Colores del Coraje

En un rincón soleado del bosque, entre flores silvestres y hojas verdes, vivía una pequeña mariquita llamada Lulú. A diferencia de sus hermanas, que tenían puntos negros grandes y brillantes sobre sus alas rojas, Lulú tenía manchas muy pequeñitas y desordenadas.

—¡Miren las alas de Lulú! ¡Parecen salpicaduras de tinta! —se burlaban algunos insectos.

Esto entristecía a Lulú, pues deseaba ser como las demás mariquitas, con alas perfectas y hermosas. Siempre se escondía detrás de las hojas, evitando que la vieran.

Un día, el bosque se llenó de un aroma dulce y delicioso. Todos los insectos alzaron sus antenas y vieron que, en el centro del claro, había aparecido una enorme flor dorada, más grande y brillante que cualquier otra.

—¡Es la Flor del Néctar Dorado! —exclamó una abeja mayor—. Solo florece una vez cada cien lunas, y quien la pruebe tendrá energía para volar más alto y ser más fuerte.

Pero había un problema: la flor estaba rodeada por una telaraña enorme. Y en el centro, dormía Plutón, la araña más grande del bosque.

Los insectos se reunieron para pensar cómo podrían alcanzar la flor sin despertar a Plutón. La mariposa Bella intentó volar por encima, pero la telaraña era tan pegajosa que quedó atrapada en un hilo fino.

—¡Auxilio! —gritó ella.

Los demás insectos temblaron de miedo, sin saber qué hacer. Nadie quería acercarse.

Lulú, que había estado observando desde una hoja alta, sintió su corazón latir muy rápido. Quería ayudar, pero… ¿cómo? Ella no era fuerte ni veloz como la abeja, ni elegante como la mariposa.

Pero entonces recordó algo que su abuela le había dicho una vez: «No importa el tamaño de tus manchas, sino la valentía de tu corazón.»

Respiró profundo y decidió actuar.

Con su pequeño tamaño, se deslizó con cuidado por el borde de la telaraña, moviéndose entre los hilos sin hacer ruido. Su color rojo brillante confundió a la araña dormida, que creyó que solo era una mancha de luz del sol.

Cuando llegó a Bella, con mucha paciencia, usó sus patitas para liberar sus alas pegadas.

—¡Eres muy valiente, Lulú! —susurró la mariposa cuando estuvo libre.

Pero Lulú no se detuvo ahí. Con su rapidez, logró recoger unas gotas del néctar dorado antes de que Plutón despertara. Regresó con los demás insectos, quienes la miraban con admiración.

Desde ese día, nadie volvió a burlarse de Lulú. Aprendieron que la valentía no tiene que ver con el tamaño ni con la apariencia, sino con el corazón.

Y así, la pequeña mariquita con manchas desordenadas se convirtió en la heroína del bosque, recordando a todos que cada uno es especial a su manera.

Moraleja: No importa cómo seas por fuera, lo que realmente vale es la valentía y el buen corazón.

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