Cuento de la princesa y el sapo

Había una vez una princesa hermosa pero arrogante que vivía en un reino lleno de lujos y comodidades. Un día, mientras paseaba por el bosque, la princesa perdió su precioso oro en un estanque oscuro y fangoso. Con lágrimas en los ojos, oyó una voz ronca que le ofrecía ayuda.

Era un sapo, sentado en el borde del estanque. El sapo le dijo que recuperaría su oro a cambio de un beso. La princesa, asqueada por la idea, accedió con disgusto. Sin embargo, en cuanto sus labios tocaron al sapo, ocurrió un milagro. El sapo se transformó en un apuesto príncipe.

Resultó que el príncipe había sido convertido en sapo por un hechizo malvado, y solo un beso de amor verdadero podría romper el encantamiento. La princesa, sorprendida por la transformación, se dio cuenta de que la verdadera belleza yace en el corazón y no en las apariencias externas.

El príncipe, agradecido por haber sido liberado de su condena, invitó a la princesa a su reino. Juntos, viajaron a través de valles y montañas, enfrentando desafíos y superando obstáculos. Con el tiempo, su amistad se convirtió en amor verdadero.

Al llegar al reino del príncipe, fueron recibidos con alegría y celebración. La princesa aprendió a valorar la bondad y la humildad sobre la vanidad y el orgullo. Y así, la princesa y el príncipe vivieron felices para siempre, recordando siempre la lección que el humilde sapo les enseñó: que el verdadero amor y la verdadera belleza residen en el alma.