Bienvenidos a disfrutar de este cuento con audio sobre la amistad y la importancia de compartir que nos enseña Mickey Mouse y sus amigos.

Capítulo 1: El Plan del Picnic

Era un hermoso día soleado en el parque de Disney. Mickey Mouse, Minnie, Goofy y Donald estaban emocionados porque habían planeado un gran picnic.

—¡Voy a hacer sándwiches de mantequilla de maní! —dijo Mickey, sonriendo.

—Y yo llevaré galletas! —agregó Minnie, con una gran sonrisa.

—¡Yo traeré mi balón de fútbol! —exclamó Goofy, saltando de felicidad.

Donald, que era un poco más serio, dijo:

—No olviden que debemos cuidar nuestras cosas. ¡No debemos dejar nada sin vigilancia!

Todos asintieron. Sabían que el picnic iba a ser muy divertido, pero también era importante cuidar sus cosas.

Capítulo 2: El Picnic y el Problema

Finalmente, llegó el día del picnic. Los amigos llevaron sus deliciosas comidas y se sentaron bajo un gran árbol. Mientras comían, reían y jugaban. Todo era perfecto.

De repente, un pequeño gato apareció. Miraba con curiosidad las galletas de Minnie.

—¡Mira, un gato! —gritó Goofy.

Minnie, emocionada, dijo:

—¡Qué adorable! ¡Voy a darle una galleta!

Pero Donald, recordando lo que había dicho antes, le advirtió:

—Espera, Minnie. No sabemos si el gato tiene dueño. No deberíamos darle nuestras galletas sin preguntar.

Minnie pensó un momento y decidió que era mejor no darle la galleta al gato.

—Tienes razón, Donald. Es mejor cuidar lo que tenemos.

Pero mientras estaban distraídos, un niño del parque se acercó y comenzó a llevarse las galletas de la cesta.

—¡Alto! —gritó Mickey.

El niño se asustó y dejó caer las galletas. Se dio la vuelta y corrió.

—¡Es un ladrón! —dijo Goofy, preocupado.

—No debemos enojarnos —dijo Minnie—. Tal vez solo no tenía comida.

Donald, con una mirada pensativa, respondió:

—Pero eso no está bien. No podemos robar a los demás, incluso si tenemos hambre.

Capítulo 3: La Lección Aprendida

Después del incidente, los amigos decidieron buscar al niño. Quería hablar con él. Caminaron por el parque hasta que lo encontraron sentado en un banco.

—Hola, pequeño —dijo Mickey, acercándose con una sonrisa—. ¿Por qué tomaste nuestras galletas?

El niño, con la cabeza baja, respondió:

—Lo siento, tenía mucha hambre y no tenía nada para comer.

Minnie se acercó y le dijo:

—Podemos compartir nuestra comida contigo. Pero robar no es la solución.

El niño levantó la mirada, sorprendido.

—¿De verdad? ¿Me dejarían compartir?

—Claro —dijo Goofy—. Siempre es mejor compartir que robar.

Así que los cuatro amigos y el niño se sentaron juntos y disfrutaron del picnic. Compartieron sándwiches, galletas y risas.

Cuando terminaron, el niño se sintió feliz y agradecido.

—Prometo que no volveré a robar. Aprendí que compartir es mucho mejor.

Mickey, Minnie, Goofy y Donald sonrieron. Sabían que habían hecho un nuevo amigo y que habían enseñado una importante lección: siempre es mejor compartir y nunca robar.

Y así, el día terminó con risas y felicidad. Aprendieron que la amistad y la generosidad son los mejores ingredientes para un día perfecto.

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