¡Bienvenidos! Hoy les presentamos un hermoso cuento de una ballena llamada Luna. Acompáñenla en sus aventuras y descubran la magia de la amistad en el océano.
Capítulo 1: La Ballena Curiosa
Había una vez una ballena azul llamada Luna. Luna vivía en el océano, donde las aguas eran profundas y el sol brillaba. A Luna le encantaba nadar y hacer burbujas. Siempre miraba hacia la superficie del agua y soñaba con lo que había en el mundo arriba.
Un día, mientras nadaba cerca de la costa, vio a unos niños jugando en la arena. Riendo y haciendo castillos, los niños parecían muy felices. Luna se preguntó: “¿Qué estarán haciendo? ¿Por qué se ríen tanto?” Decidió que quería saber más.
Con cuidado, se acercó a la orilla. Asomó su enorme cabeza y los niños la vieron. “¡Mira! ¡Una ballena!” gritaron con alegría. Luna sonrió, moviendo su cola en el agua.
—Hola, pequeños —dijo con su voz profunda—. Soy Luna. ¿Qué están haciendo?
Los niños, sorprendidos, respondieron: —¡Estamos construyendo un castillo de arena!
Luna se emocionó. ¡Un castillo de arena! Nunca había visto uno. —¿Puedo ayudarles? —preguntó.
—¡Sí! —dijeron los niños. Juntos, comenzaron a construir el castillo. Luna soplaba con su aliento marino, haciendo que la arena volara y se mezclara. Los niños reían y saltaban de alegría.
Cuando terminaron, el castillo era tan grande que parecía un verdadero palacio. Luna estaba muy feliz. Pero, al caer la tarde, sabía que debía regresar al océano.
—Gracias por dejarme jugar —dijo Luna—. Espero verlos de nuevo.
Los niños la despidieron con la mano. —¡Adiós, Luna! ¡Vuelve pronto!
Capítulo 2: La Fiesta en el Océano
Pasaron varios días, y Luna no podía dejar de pensar en los niños y su castillo de arena. Decidió que quería hacer algo especial. Así que, se le ocurrió una idea brillante: ¡una fiesta en el océano!
Luna nadó por todo el mar, invitando a todos sus amigos: los delfines, los peces de colores y hasta las tortugas. Todos estaban emocionados por la fiesta.
Cuando llegó el gran día, Luna preparó todo. Había conchas brillantes y algas danzantes. Cuando los amigos llegaron, empezaron a bailar y jugar en el agua. Pero Luna también quería que los niños de la playa vinieran a la fiesta.
Así que, nadando cerca de la orilla, gritó: —¡Niños, vengan a la fiesta en el océano!
Los niños escucharon y corrieron hacia el agua. Cuando llegaron, vieron a Luna y a sus amigos. —¡Wow! —exclamaron—. ¡Es increíble!
La fiesta fue mágica. Bailaron, rieron y jugaron con los peces. Los niños y los animales marinos se hicieron grandes amigos. Al final del día, todos estaban cansados pero felices.
—Gracias, Luna —dijeron los niños—. ¡Fue la mejor fiesta de todas!
Y así, Luna y sus amigos aprendieron que la amistad puede unir mundos diferentes. Desde ese día, la ballena y los niños siguieron compartiendo aventuras, siempre recordando su mágica fiesta en el océano.
Si disfrutaste este cuento corto sobre la Ballena, y quieres leer otra historia te invitamos a nuestro blog de cuentos para dormir.