Capítulo 1: Un nuevo día
Había una vez un pequeño lobito llamado Lobi. Lobi vivía en un bosque mágico, lleno de árboles altos y flores de colores. Cada mañana, el sol despertaba al bosque, y Lobi salía de su cueva con mucha emoción.
“¡Hoy será un gran día!” pensaba mientras estiraba sus patitas. A su alrededor, los pájaros cantaban y las mariposas volaban. Lobi quería jugar, así que decidió buscar a sus amigos: la conejita Lila y el oso Bruno.
Lobi corrió por el bosque y encontró a Lila saltando entre las flores. “¡Hola, Lila! ¿Quieres jugar conmigo?” preguntó Lobi. “¡Sí!” respondió Lila con una sonrisa. Jugaron a esconderse y a correr por el prado, riendo y disfrutando del sol.
Después de un rato, se unió a ellos Bruno, el oso. “¿Qué están haciendo, amigos?” preguntó Bruno. “Estamos jugando a escondernos. ¡Únete!”, dijo Lobi. Así, los tres amigos pasaron la mañana divirtiéndose juntos.
Capítulo 2: La búsqueda de la luna
Cuando el sol comenzó a esconderse detrás de las montañas, Lobi miró al cielo. “¡Miren, la luna está saliendo!” gritó emocionado. La luna era grande y brillante, y Lobi siempre había querido conocerla.
“¿Cómo podemos llegar a la luna?” preguntó Lila. “Podemos construir un cohete con ramas y hojas”, sugirió Bruno. Los tres amigos se pusieron manos a la obra. Juntaron ramas, hojas y piedras para hacer su cohete.
Después de un rato, miraron su creación. “¡Es hermoso!” exclamó Lobi. “¡Vamos a volar!” gritaron los amigos. Se subieron al cohete y, con un grito de alegría, imaginaron que despegaban hacia la luna.
“¡3, 2, 1, despegue!” contaron juntos. Y en su imaginación, volaron alto, alto, hasta que llegaron a la luna. Allí, la luna les sonreía y les decía: “¡Bienvenidos, pequeños amigos!”
Capítulo 3: Un sueño mágico
En la luna, Lobi, Lila y Bruno jugaron en un campo de estrellas brillantes. Hicieron un baile de estrellas y se deslizaron por la suave luz de la luna. Todo era divertido y mágico.
Pero pronto, Lobi sintió que era hora de regresar a casa. “Debemos volver al bosque antes de que se haga de noche”, dijo. Sus amigos asintieron, así que, con un último vistazo a la hermosa luna, imaginaron que regresaban en su cohete.
Cuando llegaron al bosque, la noche ya había caído. Las estrellas brillaban en el cielo y el viento soplaba suavemente. “Fue un día maravilloso”, dijo Lobi mientras se acomodaba en su cueva. Lila y Bruno se despidieron y se fueron a casa.
Antes de dormir, Lobi miró por la entrada de su cueva. “Buenas noches, luna”, murmuró. La luna le respondió con su luz brillante, y Lobi se sintió feliz. Cerró los ojos y soñó con sus aventuras en la luna, con sus amigos y con el bosque mágico.
Y así, el pequeño lobito Lobi se durmió, sabiendo que cada día traería nuevas aventuras y que la luna siempre lo cuidaría desde el cielo.
Fin
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