Bienvenidos a disfrutar de un cuento corto sobre El perro Toby y la galleta. Acompáñenlos en su búsqueda de galletas mágicas que les permitirán vivir experiencias increíbles y descubrir que podemos encontrar en la amistad. 

Capítulo 1: El encuentro inesperado

Había una vez un pequeño perro llamado Toby, que vivía en una acogedora casa con su dueño, un niño llamado Lucas. Toby era un perro juguetón y siempre estaba buscando aventuras. Un día, mientras jugaba en el jardín, Toby olfateó algo delicioso en el aire. Curioso, decidió seguir el olor.

El aroma lo llevó hasta la cocina, donde Lucas estaba horneando galletas. Toby se sentó frente a la puerta, moviendo su cola con emoción. Lucas, al darse cuenta de la presencia de su amigo, sonrió y le dijo: “¡Hola, Toby! ¿Quieres una galleta?” Sin embargo, antes de que pudiera darle una, un pequeño accidente ocurrió. Lucas, distraído, dejó caer una galleta al suelo.

Toby, al ver la galleta, no pudo resistir la tentación. Corrió rápidamente hacia ella y, ¡zas!, la devoró en un instante. Pero, para su sorpresa, la galleta no era una galleta común. Cuando Toby la comió, sintió una chispa de energía mágica recorrer su cuerpo. De repente, ¡se dio cuenta de que podía hablar!

“¡Hola, Lucas!” ladró Toby, asombrado por su nueva habilidad. Lucas, sorprendido, casi se cae de la silla. “¿Toby? ¡Estás hablando!” exclamó. Toby, emocionado, comenzó a contarle a Lucas sobre su día y todas las aventuras que había tenido.

A partir de ese momento, los dos amigos comenzaron a hablar y a compartir historias. Sin embargo, Toby también se dio cuenta de que había algo especial en la galleta que había comido. “Debo encontrar más galletas mágicas,” pensó Toby, “para que podamos vivir aventuras juntos”.

Capítulo 2: La búsqueda de las galletas mágicas

Al día siguiente, Toby y Lucas decidieron emprender una misión: encontrar más galletas mágicas. Juntos, hicieron un mapa y planearon su ruta. Primero, se dirigieron al parque, donde había un viejo árbol que, según las leyendas, guardaba secretos.

Mientras exploraban, encontraron a otros animales que también estaban buscando algo. Una ardilla llamada Sara les dijo: “He oído que hay galletas mágicas en la cueva del bosque. ¡Debemos ir juntos!” Toby y Lucas aceptaron la invitación y se unieron a Sara en su búsqueda.

Después de caminar un buen rato, llegaron a la cueva. Era oscura y misteriosa, pero Toby no tenía miedo. “¡Vamos, amigos! ¡La aventura nos espera!” gritó. Con valentía, entraron en la cueva y, para su sorpresa, encontraron una mesa llena de galletas de todos los sabores.

“¡Mira todas estas galletas!” exclamó Lucas. Toby, emocionado, eligió una galleta de chocolate. Al comerla, sintió de nuevo esa chispa mágica. “¡Ahora podemos hacer todo lo que queramos!” dijo Toby, mientras saltaba de alegría.

Desde ese día, Toby, Lucas y Sara compartieron muchas aventuras, siempre buscando nuevas galletas mágicas. Aprendieron que la verdadera magia no solo estaba en las galletas, sino en la amistad y en las aventuras que compartían juntos. Y así, vivieron felices, saboreando cada momento de su maravillosa vida.

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