Hace mucho, mucho tiempo, en un reino muy lejano, vivía un rey y una reina que deseaban con todo su corazón tener un hijo. Después de años de esperanza y oraciones, finalmente nació una hermosa niña. La alegría llenó el palacio, y para celebrarlo, los reyes organizaron una gran fiesta. Invitaron a todos los habitantes del reino y también a siete hadas buenas que vivían en lugares mágicos.

Cada hada llegó con un regalo especial. Una le dio belleza, otra inteligencia, otra gracia, otra alegría, otra dulzura, otra bondad, y la última aún no había entregado su don. Pero, de pronto, una oscura figura apareció: era un hada malvada que no había sido invitada a la celebración.

Furiosa por el desprecio, lanzó una terrible maldición sobre la princesa: —Cuando cumpla 16 años, se pinchará el dedo con una aguja de rueca… ¡y morirá!

Todos quedaron horrorizados. Entonces, la séptima hada, que aún no había usado su magia, intervino: —No puedo deshacer completamente el hechizo, pero sí cambiarlo. La princesa no morirá, solo caerá en un sueño profundo durante 100 años. Y solo un beso de amor verdadero podrá despertarla.

El rey, decidido a salvaguardar a su hija, ordenó la aniquilación de todas las ruecas del reino. A lo largo de años, la princesa se desarrolló alegre, envuelta en amor y atención. Era cordial, intrigante y muy apreciada por todos.

No obstante, al cumplir 16 años, al explorar el castillo, halló una torre oculta que nunca antes había presenciado. En ella, una mujer de avanzada edad jugaba con una rueca vieja. La princesa, cautivada, se aproximó y puso el dedo en la aguja. En ese momento, se pinchó el dedo y se desplomó al suelo… en la cama.

El hechizo se extendió por todo el castillo: el rey, la reina, los sirvientes, los animales… todos cayeron en un profundo sueño. Un espeso bosque lleno de espinas comenzó a crecer alrededor del castillo, escondiéndolo del mundo. Con el tiempo, la historia de la Bella Durmiente se convirtió en leyenda.

Cien años después, un joven príncipe escuchó la historia de la princesa dormida y, movido por su valentía y deseo de hacer el bien, decidió encontrar el castillo encantado. Viajó durante días, enfrentando peligros, atravesando bosques, y finalmente encontró el muro de espinas.

Con gran esfuerzo, cortó las ramas con su espada y logró entrar al castillo, donde todo estaba en silencio. Subió las escaleras y encontró a la princesa dormida, tan hermosa como si no hubiera pasado un solo día.

El príncipe, conmovido por su belleza y dulzura, le dio un suave beso. En ese mismo instante, la maldición se rompió. La princesa abrió los ojos, y todos en el castillo despertaron con ella. La vida volvió al reino con alegría y esperanza.

El príncipe y la princesa se enamoraron profundamente y celebraron una boda llena de música, flores y felicidad. Juntos, gobernaron el reino con justicia y amor, y vivieron felices para siempre

Moraleja:

La Bella Durmiente nos enseña que el amor verdadero, la esperanza y el valor pueden superar cualquier oscuridad. También nos recuerda que la bondad, la paciencia y la fe son regalos poderosos que brillan incluso cuando todo parece perdido.

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