Bienvenidos una vez más a Educatiles, hoy van a disfrutar del cuento corto para dormir de la Rana Cantante. Acompaña a Rita en su inesperado concurso y descubre la gran lección que aprendió.

Capítulo 1: El Sueño de Rita

Había una vez, en un hermoso estanque, una ranita llamada Rita. Rita era diferente a las demás ranas, porque no solo le gustaba saltar y jugar, sino que también amaba cantar. Cada mañana, cuando el sol salía, Rita se sentaba en una hoja grande y comenzaba a cantar. Su voz era dulce como el canto de los pájaros.

Un día, mientras cantaba, un grupo de animales se acercó. Había un pato, una tortuga y un pez. Todos se quedaron asombrados al escuchar la hermosa melodía que estaba cantando Rita.

—¡Rita! —dijo el pato—. ¡Cantas muy bonito! ¿Por qué no participas en el concurso de canto del bosque?

Rita se sonrojó y miró hacia abajo. Nunca había pensado en cantar frente a tantos animales.

—No sé si puedo hacerlo —respondió tímidamente—. ¿Y si no les gusta mi canto?

La tortuga, que siempre había sido sabia, le dijo:

—Rita, lo más importante es que cantes con el corazón. Si lo haces, seguro que a todos les encantará.

Rita pensó en ello y decidió que quería intentarlo. Así que comenzó a practicar todos los días. Cantaba en la mañana, en la tarde y hasta en la noche. Sus amigos la animaban y le decían lo bien que lo hacía.

Capítulo 2: El Gran Concurso

Finalmente llegó el día del gran concurso de canto. Rita estaba muy nerviosa. El lugar estaba lleno de animales de todas partes del bosque: ardillas, ciervos y hasta un búho anciano. Todos estaban emocionados por escuchar a los participantes.

Cuando llegó el turno de Rita, su corazón latía rápido. Se subió al escenario improvisado hecho de ramas y hojas. Miró a su alrededor y vio a sus amigos sonriendo y animándola. Respiró hondo y comenzó a cantar.

Su voz llenó el aire con una melodía mágica. Todos los animales se quedaron en silencio, escuchando atentamente. Rita cantó sobre el sol brillando en el agua y sobre las estrellas que iluminaban la noche. Su canto era tan hermoso que incluso las flores comenzaron a bailar al ritmo de su música.

Cuando terminó, hubo un momento de silencio total. Luego, todos los animales estallaron en aplausos y vítores. Rita sonrió con alegría; había superado su miedo y había hecho felices a sus amigos.

Al final del concurso, Rita no solo ganó el primer lugar, sino que también aprendió que lo más importante no era ganar, sino compartir su amor por la música con los demás. Desde ese día, la rana cantante se convirtió en la estrella del estanque y siempre cantaba para alegrar a todos sus amigos.

Y así, Rita la rana cantante vivió feliz bajo el sol y la luna, recordando siempre que su voz podía hacer sonreír a quienes la escuchaban.

Si disfrutaste este cuento corto sobre La Rana Cantante, y quieres leer otra historia te invitamos a nuestro blog de cuentos para dormir.

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