Abrigo adecuado: Asegúrate de que tus hijos usen ropa de abrigo apropiada para la temperatura, como guantes, bufanda, gorro, chaqueta gruesa y pantalones. Las capas son ideales ya que puedes agregar o quitar prendas según sea necesario. Revisa periódicamente que no tengan frío.

Calzado impermeable: Elige botas para la nieve que sean cálidas, impermeables y antideslizantes para evitar caídas por el suelo mojado, nieve o hielo.

Duración al aire libre: Limite el tiempo que pasan los niños al aire libre si hace mucho frío. Si van a jugar fuera, vigilalos de cerca y traelos adentro periódicamente para que se calienten.

Mantén secos a los niños: El contacto con la nieve húmeda o el agua puede enfriar rápidamente el cuerpo. Cambia la ropa mojada lo antes posible y seca bien el cabello y las manos.

Calefacción adecuada: Revisa que tu hogar cuente con un sistema de calefacción confiable como calentadores eléctricos, estufas de gas o sistemas de calefacción central. Mantén una temperatura cálida en el interior, especialmente en las habitaciones que usan los niños.

Bebidas calientes: Ofrece a tus hijos bebidas como chocolate caliente o té para mantenerlos hidratados y calentitos desde adentro. Evita las bebidas con cafeína.

Prevención de hipotermia: Conoce los signos de hipotermia como temblores, piel fría y hormigueo y lleva a un niño con estos síntomas de forma inmediata a un lugar cálido y seco. Solicita asistencia médica de ser necesario.

Seguridad en vehículos: Nunca dejes solo a un niño dentro de un vehículo, ni aunque solo sea por poco tiempo. Un carro puede enfriarse muy rápido, especialmente si hay nieve o hielo fuera.

Precaución con artefactos: Mantén estufas, chimeneas, calentadores u otros artefactos de calor lejos de las manos y alcance de los niños pequeños para evitar quemador. Apaga y cubre estos artefactos antes de dejar una habitación.