Había una vez en un lejano reino, un dragón llamado Draco que tenía una pasión única: ¡los tacos! No importaba si eran de carne asada, pollo, pescado o vegetarianos, a Draco le encantaban todos los tipos de tacos.

Un día, mientras volaba sobre el campo, Draco encontró un pequeño pueblo donde preparaban los tacos más deliciosos que había probado. Decidió aterrizar cerca de la taquería y probarlos todos. El chef, un humano llamado Miguel, se sorprendió al ver a un dragón tan cerca, pero al notar que Draco solo quería tacos, le preparó una bandeja llena de ellos.

Draco se sentó frente a la bandeja, emocionado. Sin embargo, cuando probó la salsa picante, sus ojos se llenaron de lágrimas y empezó a echar fuego por la boca sin control. Miguel, preocupado, rápidamente le dio un vaso de leche para calmar el picante.

Después de recuperarse, Draco explicó que a los dragones les encantan los tacos, pero la salsa picante les hace mal. Miguel, que era un gran amante de los dragones y los tacos, tuvo una idea brillante. Decidió crear una salsa especial, suave y deliciosa, que los dragones pudieran disfrutar sin problemas.

Así nació la salsa de tacos para dragones, y Draco se convirtió en el embajador de los tacos en todo el reino. Desde entonces, los dragones y los humanos disfrutaron juntos de los mejores tacos, sin preocuparse por el picante. La amistad entre dragones y humanos se fortaleció gracias a la magia de los tacos y la creatividad de Miguel. Y colorín colorado, este cuento de dragones y tacos ha terminado.